Thomas McKean se destaca no solo por su temática única, sino también por su dominio absoluto de su presencia en línea. Muchos artistas –especialmente los vanguardistas– son conocidos por su continuo interés y enfoque en nuevas plataformas y nuevos medios, sin importar su edad. No debería sorprender, entonces, que McKean haya aprovechado Instagram de una manera que sirva de ejemplo para artistas varias décadas más jóvenes.
Las plataformas digitales han liberado al arte de los confines de galerías y museos. El documental de HBO The Value of Everything detalla claramente cómo el mundo del arte internacional se ha mercantilizado radicalmente. Dado que las obras de los viejos maestros son cada vez menos accesibles a los coleccionistas, los especuladores han recurrido al arte moderno, y han elevado a millones de dólares el precio de las ventas en subastas de algunas obras de artistas vivos. Justo cuando la conexión entre artistas vivos y los amantes del arte parece estar en peligro por esta dinámica impulsada por el dinero en efectivo, las plataformas digitales como Instagram han permitido a personas como McKean crear una conexión directa con sus admiradores.
La cuenta de Instagram de McKean es en parte una vidriera, en parte plataforma y en parte un mercado. Además de intentar vender su arte y promocionar sus apariciones, McKean usa Instagram de manera lúdica, donde publica divertidas películas animadas de animación cuadro por cuadro y “trucos de magia”. Cortometrajes como What's For Dinner?, Anything Can Happen in NYC y The Caddy & The Snail son arte por amor al arte. Parecen estar allí únicamente para nuestro disfrute, atrayéndonos para que regresemos a la plataforma con regularidad, para ver las novedades y unirnos a McKean en su singular viaje artístico.
El hecho de que él haya creado esta nueva presencia en línea en un momento en el que muchas personas de su edad están pensando en jubilarse es una inspiración para todos nosotros.