Al igual que la obra neo-andina de Freddy Mamani ofrece a la cultura y al pueblo boliviano un nuevo modo de expresión, la arquitectura en los últimos 100 años ha reflejado los cambios en la condición humana y en cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea. La obra de los mejores arquitectos demuestra cómo respondemos a los tiempos y circunstancias cambiantes con audacia, creatividad y humanidad.
Cualquier lista de los mejores arquitectos de la historia muestra una tensión entre dos visiones del mundo. Por un lado, se ven arquitectos inspirados y atraídos por la influencia de la naturaleza, al tiempo que están profundamente preocupados por satisfacer las necesidades humanas más esenciales. Una figura titánica en este sentido es Antonio Gaudí, quien ya a fines del siglo XIX estaba creando proyectos verdaderamente icónicos y particulares como la Sagrada Familia y el Parque Güell de Barcelona, que incorporan las formas y curvas de la naturaleza con la visión única y conmovedora del arquitecto. El trabajo de Frank Lloyd Wright a lo largo del siglo XX sigue un camino similar. Edificios emblemáticos como la Casa Fallingwater en Pensilvania y el Museo Guggenheim en la ciudad de Nueva York se conforman por una fuerte visión, integración con el entorno natural y sus formas y un poderoso impulso espiritual.
El trabajo de Walter Gropius y el movimiento Bauhaus a principios del siglo XX marcó un contrapunto. Gropius se preocupó por los medios industriales de producción en la era de la máquina, y desarrolló una teoría de la arquitectura y el diseño unificados que intentaba crear uniformidad. Arquitectos posteriores como Le Corbusier, Mies van der Rohe y Philip Johnson siguieron este patrón, con proyectos como Westmount Square en Montreal, el Edificio Seagram en Nueva York y la Casa de Vidrio de Johnson. La firma de arquitectura Skidmore, Owens y Merill, con sede en Nueva York, ha tipificado la tendencia a la arquitectura despersonalizada con proyectos como la Torre 1 del World Trade Center, el Edificio John Hancock en Chicago y el Burj Khalifa, actualmente el rascacielos más alto del mundo, en Dubái.
En años más recientes, arquitectos como Frank Gehry (con su famoso Museo Guggenheim en Bilbao) y Moshe Safdie de Montreal (quien creó el muy celebrado Habitat 67, entre otros proyectos) han reaccionado contra la tendencia a la despersonalización y desconexión de la naturaleza con proyectos idiosincráticos y orgánicos que, una vez más, ubican a las necesidades humanas en el centro.
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