Las raíces de la nueva arquitectura andina

Cuando Freddy Mamani fundó el movimiento de la Nueva Arquitectura Andina en Bolivia, se conectó directamente con una cultura centenaria que había sido casi olvidada. Mamani rechazó la influencia colonial en la arquitectura boliviana y se sumergió en las raíces de la cultura indígena en la región del Lago Titicaca, donde se encuentra la ciudad de El Alto. Encontró su inspiración en la cultura de Tiwanaku, una de las grandes civilizaciones de Mesoamérica. 

La ciudad de Tiwanaku precede a la cultura inca. Se desarrolló a partir de la cultura Yaya-Mama, que se formó en torno al gran lago alrededor del 1400 a.C. El pueblo Yaya-Mama hizo creaciones de cerámica y tallados ornamentados, cuyo estilo y contenido se volvieron más sofisticados a lo largo de los siglos, hasta el surgimiento de la civilización Tiwanaku alrededor del año 200 a.C. 

Los tiwanaku crearon una sociedad sofisticada basada en la agricultura, la cría de animales y la pesca, y finalmente construyeron un verdadero centro urbano que acogía hasta 20 000 ciudadanos. La ciudad de Tiwanaku era el centro de una entidad política sofisticada que controlaba una gran parte de la región costera e interior de lo que hoy se conoce como Bolivia. 

Los tiwanaku florecieron desde alrededor del 500 al 1000 d.C., y construyeron impresionantes estructuras usando piedra e incrustaciones de oro y plata. Sus cerámicas, tejidos y textiles sobrevivientes están adornados con colores brillantes, vivos y formas y patrones geométricos. 

Aunque se ha perdido una gran cantidad de conocimiento sobre este vibrante núcleo cultural, se reconoce que tuvo una poderosa influencia en la cultura inca posterior. La mitología inca incluso sitúa la creación de la raza humana en el Lago Titicaca.

Para los arquitectos, diseñadores y pensadores de la actualidad como Freddy Mamani, forjar un vínculo con la gran civilización Tiwanaku es clave para crear un lenguaje vernáculo indígena distintivo. En un momento en que las personas creativas de todos los orígenes están repensando el peso de la historia y marcando nuevos territorios, el movimiento neoandino representa un audaz paso hacia adelante.