Life is a Circus

Paul Barton lleva la música a los elefantes

El pianista y artista visual británico trasladó su piano a la jungla de Tailandia para calmar a los paquidermos maltratados que ama.

Paul Barton es un alma completamente original y un artista multidisciplinario verdaderamente talentoso. Pero eso por sí solo no es lo que lo convierte en un individuo tan célebre. Más bien, es la notable historia de cómo ha usado su talento para tocarles el piano a elefantes ciegos en Tailandia. 

Barton nació en 1961 en Yorkshire, Inglaterra. Su padre era un artista que le enseñó a dibujar y a pintar. A los 16 años se matriculó en la Royal Academy of Arts de Londres, y se destacó en concursos de pintura y dibujo de retratos. Pero después de graduarse a los 20 años, eligió un camino diferente y se embarcó en una carrera como concertista de piano. 

Pero pronto, siempre marchando al ritmo de su propio tambor, se dio cuenta de que esta no era la vida que buscaba. Se mudó a Tailandia, donde se casó con una artista de vida silvestre y estableció un estudio en Bangkok. 

A lo largo de los años, ha compartido su vida con su familia en YouTube, donde sus recitales y videos instructivos han generado millones de visitas. 

Pero fue su trabajo con elefantes lo que realmente llamó nuestra atención. En Tailandia, se enteró de la difícil situación de los elefantes que habían sido maltratados y cegados por trabajadores forestales. Estos elefantes recibieron refugio en Elephant’s World, un santuario ubicado junto al río Kwai. Barton y su esposa han estado trabajando en la rehabilitación de los animales por más de 20 años. 

Barton había trabajado con niños ciegos y conocía el impacto positivo que la música podía tener en ellos. Así que trasladó un piano al santuario de la jungla y empezó a tocar para los elefantes. 

“Si le pones música clásica a un elefante, algo suave y hermoso… la reacción no tiene precio”, dice. “Hay un vínculo especial entre el elefante y tú. Te comunicas con ellos en un idioma diferente. Ese lenguaje no es ni nuestro ni de ellos”. 

Para Barton, tocar para los elefantes es solo una pequeña parte de lo que significa hacer las cosas bien. Es “un pequeño gesto que puedo tener para disculparme por lo que mi especie les ha hecho”. 

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