El artista y músico Paul Barton, quien recientemente apareció en Life Is a Circus, vive una vida de libertad, creatividad y compromiso total con el arte. Ese enfoque de la vida se extiende a la educación de su hija, Emilie, quien muestra un futuro prometedor como pintora.
Emilie es producto de un sistema educativo ideado por sus padres. Al vivir demasiado lejos de una escuela adecuada en Bangkok, ellos mismos se encargaron de la educación de Emilie. La clave de su plan de estudios es la libertad: alientan a Emilie a seguir las materias e intereses que más la atraigan.
Y lo que más le interesa hasta ahora es la pintura. Bajo la guía de sus padres, Emilie ha producido una gran cantidad de pinturas a gran escala, que representan la vida animal en colores vivos y que muestran un dominio real del oficio para alguien tan joven. Sus lienzos son cada vez más grandes, y recientemente han ocupado una nueva pared en la casa de la familia.
El énfasis de la familia en la libertad y la dedicación al arte es un testimonio de la importancia que le dan al poder de la creatividad y a la expresión creativa. Al ver el trabajo y los logros de Emilie, uno se pregunta cómo se podría transformar el sistema educativo –y el arte mismo– para el resto de nosotros, si siguiera el modelo de Barton.