En el nuevo espectáculo ECHO del Cirque du Soleil, el personaje principal, Future, emprende una búsqueda para resolver los problemas ambientales que hoy enfrenta nuestro mundo. El espectáculo transmite esperanza: la esperanza de que podamos enfrentar lo que nos aqueja y juntos construir un mañana mejor.
Para cumplir con esta promesa, los personajes del espectáculo deben aprender a escuchar la sabiduría del planeta, en particular a las criaturas del mundo animal que los guían en su búsqueda.
Los creadores del espectáculo eligieron que esos animales se expresaran a través de la música. La experiencia de Paul Barton con elefantes en un santuario tailandés ofrece un ejemplo del mundo real de cómo la música puede unir a los humanos y a otras criaturas. Realmente, no debería sorprender que los organismos vivos de todo tipo, no solo los animales, sino también las plantas, respondan a la emoción y a la armonía de la música.
El poder de la música ha sido durante mucho tiempo una fuerza que une culturas y pueblos en las producciones del Cirque du Soleil por todo el mundo. Los artistas de circo, que actúan para audiencias universales, se comunican a través de emociones poderosas, sin depender de las palabras de un idioma en particular.
La música es clave en esta comunicación. Algunos creen en la teoría de que el canto vino antes que el lenguaje. Si eso es cierto, refuerza la creencia de que la música es común a todos los seres vivos. Cierre los ojos en un bosque y podrá escuchar todas las voces de la naturaleza cantando.
La evidencia reciente sugiere que el propio Big Bang hace eco con una sola nota que une el cosmos, una frecuencia que se puede medir y que emana de los agujeros negros. ¿La nota? ¡Si bemol mayor!