Durante décadas se pudo identificar a las mujeres de los pueblos indígenas Aymera y Quechua de Bolivia por su forma tradicional de vestir: un bombín, camisas amplias, polleras, pañuelos y enaguas. El cabello largo y negro lo llevaban trenzado. Se las conoce como “cholas” o, de una forma más afectuosa, “cholitas”. Esto las identifica como miembros de tribus indígenas a quienes se les ofrecen trabajos como sirvientas y, lamentablemente, se las discrimina.
Hoy en día, después de años de activismo radical y evolución, la moda y vestimenta Cholita se está reapropiando como un símbolo de orgullo y poder de las mujeres de las comunidades indígenas que están tomando el lugar que les corresponde en la sociedad.
Las mujeres Aymeras y Quechuas usan sus vestimentas y llevan el cabello de la forma tradicional con orgullo para afirmar su identidad. Esto sucede al mismo tiempo que una nueva generación de mujeres bolivianas se sobreponen a los prejuicios y se imponen como abogadas, artistas, profesoras, ministras de gobierno y mucho más.
El movimiento se volvió tan importante que se empezaron a hacer desfiles de la moda Cholita en Bolivia, y los atuendos de alta costura Cholita recibieron importantes premios. Si bien los vestidos Cholita solían ser un signo de bajo nivel social, ahora son un estandarte de la moda ya que los diseñadores reinventaron el atuendo colorido tradicional asociado con la fuerza y la confianza de las mujeres que eran cabeza del hogar. De hecho, algunos atuendos Cholita de alta costura se volvieron tan costosos que las mujeres se ven obligadas a ahorrar dinero para comprarlos.
Curiosamente, no hay una versión masculina de la moda Cholita en Bolivia. Por ahora, es dominio exclusivo de las mujeres, que lo proclaman como propio.
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